martes, 29 de septiembre de 2009

--Acerca de un drama perpetuo--

La indignación que me provocan los que se resignan, saca lo peor de mí. Y no hablo de cualquier resignación, hablo de la injustificada, de la buscada, de la deseada en algunos casos. Que un invalido no pueda ganar una maratón, (y hasta ahí nomas, porque cobran más fuerzas y se superan), que una persona común no pueda salvar el hambre del mundo, eso, eso es una cosa. Otra muy (muy) distinta es dejarse arrastrar por la vida viviendo cual parasito a expensas de la caridad y bondad ajena. Estoy muy enojada. La autosuperación ha de ser una de las cualidades que mas me sorprenden del Hombre, así como el abandono me repugna. ¿Por qué esperar algo mas de la vida, si ya me dio espíritu, cuerpo y alma para que a partir de este viaje que llamamos Vida logre todos los días superar (me)? ¿Por qué buscar culpas inexistentes solo para fundamentar este comportamiento que lo único que genera es lastima? El mundo avanza, gente trabaja, gente muere, gente vive, gente crece, gente brilla… y este, no menor, grupo de infradotados ahí, en la nada esperando cual cuervo que algo caiga a sus garras para despedazarlo. ¿Qué pasa por esas cabezas? ¿Que pensaran cuando apoyan la cabeza en la almohada cada noche? No me sorprendería que se sientan amparados por alguna ley “divina” que nadie, más que ellos, conoce y que justifica su accionar. Es lo peor, ni culpa sienten. Los errores solo los cometen los demás. Podrían armar miles de juicios a priori de cómo irán a errar los demás en el futuro, pero se olvidan de algo: “el que no arriesga no gana”, y no gana nada. Su status se mantiene en cero en cuanto a virtudes, y en rojo en faltas. Insalvable situación. Aun más deshonrante es conseguir alguien que los apañe. Y siempre hay “alguien” que lo haga, primero porque serán su muleta de por vida, y segundo porque es a lo único a lo que estos soberbios de la vida se dedican. ¿La solución? Imposible, porque deberían nacer marcados para fulminarlos del vamos. Y como lamentablemente se camuflan tan bien entre nosotros, y como tienen tan asumido su rol, lo juegan muy bien, siendo las más de las veces imperceptibles al ojo común. Son el peor pecado capital: combinado con la Pereza, la Soberbia se enfatiza de una forma tal que no solo es incontrolable, sino intolerable. Las aspiraciones de progreso, son totalmente desconocidas para este sector. Sin duda que todo esto va unido a un egoísmo que crece alimentado por su victoria en el capricho. Este monstruo egoísta se esparce y barre con los sentimientos de los que no somos así, pegando donde más duele en quienes más los amparan. ¿Qué táctica usaran? Sinceramente no se cual será la próxima, pero de lo que estoy segura es que es para lo único en la vida que cuentan con inventiva.

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